Hace unas semanas tuve que ir a Barcelona por motivos laborales. El viaje me permitió ver a amigos, y también acudir a varios negocios para los cuales la búsqueda del beneficio empresarial no implica dejar de lado la ética.

Me refiero, por supuesto, a negocios donde no se venden productos de origen animal.

Uno de estos negocios es la tienda de alimentación Vegania. Dani 'Vegania', uno de sus responsables, lleva defendiendo a los animales desde los años 80. Formó parte de la asociación Alternativa para la Liberación, y es habitual verle repartiendo de manera desinteresada sopa y raciones de comida a los activistas que acuden a las concentraciones de varias organizaciones. En la tienda Vegania se pueden encontrar productos sin ingredientes de origen animal muy variados: desde aquellos que podrían ser considerados más saludables, como productos elaborados con soja que reproducen el sabor de alimentos como el jamón, las hamburguesas, el chorizo, el queso... En su página web puede encontrarse más información (también venden on-line).

Otro de estos negocios éticos es el Gopal. Se pueden comer de manera rápida ensaladas, hamburguesas y otros platos, además de pasteles elaborados por Lujuria Vegana. En el local se puede encontrar abundante información sobre activismo. La direción es: C/ Escudellers, 42 - Plaza George Orwell (metro Liceu).

El tercer negocio al que acudí es el restaurante Juicy Jones, donde es posible pedir el menú del día, bocadillos, batidos... No tiene página web, pero su dirección es: C/ Cardenal Casañas, 7 (metro Liceu).

Estos negocios son un medio excelente de difundir el veganismo, y, afortunadamente, cada vez hay más. Pero no es necesario comprar en una tienda como Vegania, ni comer en un local como Gopal o Juicy Jones, para tener un estilo de vida que tenga en consideración los intereses de los animales. En cualquier tienda o supermercado la variedad de productos sin ingredientes de origen animal es enorme, y siempre es posible encontrar opciones cuando como fuera de casa. Ser veganos puede suponernos un pequeño esfuerzo al principio, dado que estamos acostumbrado a determinados hábitos de consumo, pero esas pequeñas molestias no tienen ni punto de comparación con el sufrimiento que experimentan millones de animales cada día en las granjas.